En el mundo del marketing digital y los negocios en general, la creatividad, la adaptabilidad y el aprendizaje constante son moneda de cambio. Las empresas buscan talento que no solo ejecute tareas, sino que también aporte soluciones, ideas y crecimiento. Sin embargo, una realidad incómoda persiste en muchas organizaciones: hay empleados que, a pesar de tener oportunidades, se resisten a mejorar, repiten los mismos errores y se estancan en quejas sin acción.
El Enemigo Invisible: La Falta de Actitud
Peter Drucker, reconocido como el padre del management moderno, dijo: «La mejor manera de predecir el futuro es crearlo» (Drucker, 1999). Sin embargo, en muchas empresas, existen colaboradores que en lugar de construir su propio futuro profesional, se quedan atrapados en un ciclo de inconformidad y repetición de errores. No es falta de oportunidades, ni de formación; es una actitud que impide el crecimiento.
Un estudio de la Harvard Business Review (Goleman, 2000) indica que la inteligencia emocional tiene un impacto directo en el desempeño laboral. Las personas que no desarrollan habilidades como la autoconciencia y la adaptabilidad tienden a quedarse rezagadas, mientras que quienes buscan mejorar constantemente son los que terminan liderando.
El Indicador de un Problema Mayor
Cada empresa tiene procesos, metodologías y herramientas diseñadas para hacer el trabajo más eficiente. No obstante, es común encontrar empleados que, a pesar de recibir capacitaciones y retroalimentación, siguen cometiendo los mismos errores. Cuando un problema persiste no es un problema de método, sino de actitud.
Carol Dweck (2006) en su estudio sobre Mindset identificó que existen dos tipos de mentalidad: la fija y la de crecimiento. Los empleados con mentalidad fija ven los errores como fracasos personales, se resisten al cambio y se frustran fácilmente. Por otro lado, aquellos con mentalidad de crecimiento ven los errores como oportunidades para aprender, buscan desafíos y evolucionan constantemente.
La Cultura del Aprendizaje: Un Filtro Natural
Las empresas que fomentan una cultura de mejora continua terminan reteniendo a los empleados que buscan crecer y, al mismo tiempo, generando un filtro natural para aquellos que prefieren quedarse en la zona de confort. En el mundo del marketing, donde la innovación y el cambio son constantes, quienes no se actualizan simplemente quedan fuera del juego.
Según un informe del World Economic Forum (2020), las habilidades más demandadas para el futuro incluyen pensamiento crítico, resolución de problemas y aprendizaje activo. La pregunta es: ¿estamos rodeados de personas que buscan desarrollar estas habilidades o de personas que prefieren mantenerse en la queja y la resistencia al cambio?
Cada profesional tiene dos opciones: evolucionar o estancarse. La decisión no depende de la empresa, ni del jefe, ni del equipo de trabajo. Depende únicamente de cada individuo. Como empresarios, podemos ofrecer oportunidades, capacitaciones y un ambiente de crecimiento, pero al final del día, cada colaborador es responsable de su propio desarrollo.
La visión como empresario
Uno de los mayores errores al evaluar el compromiso de un empleado es confundirlo con «ponerse la camiseta» en términos de horas extra, llegar más temprano o quedarse más tarde. Eso, en la mayoría de los casos, no le sirve a nadie. Lo que realmente importa es el valor que esa persona aporta y su capacidad de crecimiento. Un colaborador que solo cumple con su jornada sin mejorar, sin aprender y sin desarrollar nuevas habilidades es un pasivo para la empresa.
Si alguien aspira a un mejor puesto o un aumento, pero no ha invertido tiempo en prepararse para ello, la falla es suya, no del negocio. Un empleado que repite los mismos errores y cuya única «novedad» es seguir cometiendo otros nuevos no está en camino de aportar más, sino de estancarse. Como empresario, tu reto es detectar a quienes realmente buscan crecer y diferenciar entre aquellos que solo están ocupados de aquellos que son productivos. Un equipo que invierte su tiempo en aprender y mejorar es el que garantiza el crecimiento de la empresa; quienes no lo hacen, solo arrastran el rendimiento general y ralentizan el avance.
Quien no se adapta, quien no aprende, quien no mejora… eventualmente se queda atrás. Y el mundo de los negocios, especialmente en industrias creativas como el marketing, no espera a nadie.